¿Dónde están los dibujos animados educativos?

La parrilla televisiva está fragmentada en varias audiencias, entre ellas se encuentra la audiencia más débil y frágil: los niños. Estos son excelentes imitadores, por ello necesitan programas que le eduquen y no aquellos que les induzcan a la violencia y al egoísmo.

La violencia en la televisión es perjudicial para los más jóvenes, ya que muchos de ellos la utilizan en su vida cotidiana para resolver los conflictos que se encuentran en el colegio, en el parque, en su casa… Además dan lugar a niños menos imaginativos y empáticos.

Los dibujos animados actuales nada tienen que ver con aquellos que se emitían en la década de los 80 e incluso mucho antes, en la época de nuestros padres. Esos dibujos como Heidi, Marcos o Los fruitis marcó la infancia de mucho de nosotros, aportando todos ellos un gran valor para los más pequeños de la casa como incentivar a comer frutas y verduras, a través de frutas parlantes, además de potenciar valores como la amistad o la protección del medio ambiente. Valores que son necesarios en los dibujos animados, puesto que para los niños de alguna u otra manera se convierten en un modelo a seguir.

Sin duda alguna, el programa infantil que marcó la historia de los dibujos animados fue Barrio Sésamo, un programa que buscaba entretenimiento educativo aprendiendo con las aventuras de los personajes cosas de la vida cotidiana como lavarse los dientes y respetar a las personas mayores.

Pero ¿Qué aportan en la actualidad los dibujos animados de hoy en día como Schinchan? Nada le ofrecen a los más pequeños, si aportan algo es enseñarles a cómo deben tratar a las mujeres, como si fuesen meros objetos y menospreciándolas. Un compendio de machismo, intolerancia y comportamientos soeces favoreciendo la falta de respeto, las actitudes sexistas, la imitación de gestos agresivos y la discriminación, dando por descontado que no son dibujos animados para un público infantil